Este rito ciudadano, tocar el culo de la leona, o darle un
beso, tenía confusos significados, medio eróticos medio escatológicos,
pero en todo caso parece ser que garantizaba al que lo hacía que nunca se
iría de Girona, o si lo hacía que volvería.
Todo esto hizo que
aún al desaparecer el Hostal de la Lleona los gerundenses siguieran
llevando a los "nuevos" a cumplir con este rito.
Hoy en día podemos
ver esta plaza casi siempre llena de turistas dándole un beso a las
posaderas del animal.
¡TENED MUCHO CUIDADO!,
cuando el Diablo estuvo en Girona besó el Cul de la Lleona.
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