De esta manera y desde lo más alto
de uno de los muros de la Catedral
la Bruja grita su desesperación por haberse convertido en
piedra.
Además quedó colocada de cabeza
para abajo, mirando perpetuamente
hacia el suelo, sin que pudiera
contemplar el cielo y para que de su
boca saliera sólo el agua recogida
de la lluvia y no blasfemias.
Se dice que el día que alguien consiga
girar a la bruja y pueda volver a ver el cielo volverá a
ser una mujer normal.
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